Salmos 92:4
“Porque tú, oh SEÑOR, me alegraste con tus obras; A las obras de tus manos canto con alegría.”
Al tomar cualquier preocupación de nuestras manos y colocarlas en las manos de Jesús, algo sucede. La diferencia es muy grande; No hay comparación. Abrir esa puerta de confianza es tan sanador que nunca volverás a la vieja forma de creer.
En la historia del niño con su almuerzo apenas había suficiente para alimentarse a sí mismo, pero puesto en las manos del Maestro, ocurren maravillas.
Necesitamos un acontecimiento! Entonces, comencemos a creer, hacer, hablar y vivir lo que causa que eso suceda. Hoy, dáselo a Jesús desde tu corazón y cree.