Juan 5:4
“Porque un ángel del Señor descendía al estanque en las estaciones señaladas y agitaba el agua; el primero en entrar después de remover el agua fue sanado de su enfermedad.]”
Las misericordias de Dios son nuevas cada mañana. A veces en la vida puedes encontrarte en una situación difícil en la que simplemente necesitas una mano amiga; un amigo, pero un amigo que tiene poder y puede cambiar lo natural. Intentas creer y tener fe tanto como puedas y haces todo lo posible para arreglarlo por tu cuenta. Después que hayas agotado todos tus esfuerzos, entonces Dios interviene.
La misericordia de Dios es diferente, enviará diferentes personas, cambiará situaciones, pondrá las cosas para ayudarte a salir de ese momento difícil. En este versículo, Jesús no esperó a que el ángel viniera a tocar las aguas, tomó las cosas en Sus propias manos. Jesús lo sanó instantáneamente.
Jesús puede hacer lo mismo por ti. Pide y recibirás.