"Hermanos, estamos obligados a agradecer a Dios siempre por ustedes, como conviene, porque su fe crece en gran manera y el amor de cada uno de ustedes abunda entre todos". II Tesalonicenses 1:3 NKJV
¿Alguna vez has entrado en una floristería y no puedes olvidar el frío, la sensación de frío mezclado con el maravilloso aroma de las flores? Es una de esas experiencias imprescindibles. Dios ve que amarnos unos a otros es un movimiento maravilloso y poderoso. El amor nunca falla, nos dicen las escrituras. Cristo, entonces, se complace mucho cuando ve a su pueblo en la acción de amarse unos a otros. Da poder a Su iglesia. Mostrar bondad, paciencia, amor, perdón, ser sensible a las sensibilidades de los demás puede llevarlo a un punto de auto sanidad y a caminar mucho más cerca de su Salvador.