"Los que descienden al mar en naves,
Y hacen negocio en las muchas aguas,
Ellos han visto las obras de Jehová,
Y sus maravillas en las profundidades.
Salmo 107: 23-24
Los mares es el mundo. Mientras estamos en el mundo, hacemos las cosas de Nuestro Padre predicando el evangelio y viviendo para él, experimentaremos y veremos Sus maravillas. Sin embargo, aunque estamos en el mundo, no somos del mundo. El océano respeta el concepto del racimo. Una gota de agua no puede hacer nada, pero un océano puede derribar ciudades. Jesús nos ha dado la habilidad de montar la ola y no ser consumidos por este mundo. Comprendamos lo que es el racimo, apreciando el concepto de unidad y poder que nos pertenece. Permanezca en el racimo, asegúrese de asistir a las reuniones de la iglesia, no permita que la ofensa lo mueva, y háblele a los demás las buenas noticias. Haga esto y verá Sus maravillosas obras.
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