Salmos 18:50
“Grandes triunfos da a su rey, Y hace misericordia a su ungido, A David y a su descendencia, para siempre.”
Esto significa que Dios nos da grandes victorias.
Vamos a recordar que somos semilla y descendencia de Abraham.
Este verso habla del Rey David; de como Dios lo bendijo, nosotros también tenemos derecho a decir: “Señor bendíceme; las promesas, la bendición y la herencia que le diste al rey David me pertenecen, lo prometiste, son mías.”
Este es un pacto que Dios hizo con nosotros y esas promesas que Dios le hizo al Rey David nos pertecen por la gracia de Dios.
Tenemos que tomarlo y decir: “Señor bendíceme.”
Dios quiere dar la victoria a su pueblo, a sus hijos..
Hoy vamos a meditar y declarar:
“Señor yo tengo victoria sobre mi trabajo, mis finanzas, mi matrimonio, mis hijos, y de cualquier cosa, porque yo sé que tú estas en el trono Señor y que todo está bien, tú estás en control.”
No hay nada que sea muy grande o imposible para Dios.
Amén.