Salmos 123:1
“A ti alcé mis ojos, A ti que habitas en los cielos.”
Él Señor nos dió los ojos para hacer algo tan importante cómo lo es mirar siempre hacia Él.
Usamos los ojos para mirar muchas cosas y tenemos que dar gracias a Dios que podemos ver; pero debemos usar este sentido tan precioso que Dios nos dió para ponerlo en Él.
Es como la canción de las nubes, debemos querer vivir siempre sobre las nubes y no en esta tierra.
Si ponemos los ojos en Cristo que es hacia arriba, vamos a estar mucho más felices y contentos, porque no miramos las cosas de este mundo.
Cuando sueñas y puedes tener la visión bella de Cristo, de los cielos y en el nombre de Dios y pensar en todo lo que es verdadero, honesto, lo justo, lo puro, lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensar.
Si hacemos esto que es bello y es verdad entonces la paz de Dios estará con nosotros.
Vamos a ir a este otro nivel, pero para llegar ahí tenemos que empezar físicamente con los ojos, ponerlos en Cristo y mirar la belleza que Dios tiene para ti, entonces eso se convierte en fe y cuando tenemos fe en Dios se abren todas las puertas de los cielos y el poder de Dios sobre las personas, sobre nuestra vida y cambia todo por la gracia de Dios.
Amén.